En cuanto al uso de los móviles del Estado, el despliegue para asegurar la concurrencia al acto nicanorista empezó en las propias oficinas de la telefónica estatal.
Según denuncias de los propios funcionarios, en la sede central, los operadores políticos amenazaban a sus compañeros de trabajo a que acudieran al acto, pues deberían firmar una planilla que luego sería presentada al director de Recursos
Humanos. Para el traslado fueron dispuestas unidades de la línea 12, a pasos de la institución.
Ya en el local de Afemot, en Lambaré, el desfile de vehículos estatales era por momentos continuo. No se trataban solamente de rodados asignados al presidente de la República y a los ministros asistentes, sino a varias otras reparticiones públicas y en especial a la organizadora.
Mayoritariamente camionetas, algunas unidades trasladaban adherentes sólo en la cabina, en ciertos casos con el acondicionador de aire repeliendo el bochornosos vaho de la mediatarde; otros vehículos cargaban gente hasta en la carrocería, peligrosamente. En todos los casos, el descenso se hacía impúdicamente frente al acceso del local social.
La cabina de Copaco ubicada en la avenida Gral. Santos c/ 18 de Julio operó como PC de los vehículos, que se estacionaron allí hasta la finalización del acto. Hubo excepciones, como dos camionetas cabina simple (chapas Nº 599 B y T 236), que estacionaron sin mayor disimulo en una calle colindante con Afemot.
LA CAÍDA DEL ESCENARIO
El acto llevaba unos 20 minutos de empezado, con discursos de varios representantes de los funcionarios, cuando tardíamente llegó la precandidata Blanca Ovelar. Tras el estruendoso recibimiento, el orador de turno volvía a entrar en tema cuando inesperadamente una de las vigas que sostenía el tercio posterior izquierdo del escenario no aguantó el peso de los cerca de 50 ocupantes, y cedió, con lo que terminaron en el suelo unas cinco personas.
Las más afectadas resultaron ser las funcionarias Liza Senz y Gladys Cuéllar, esta última incluso recibió un golpe en la nuca y se desvaneció, en tanto que la primera se recuperó y volvió al escenario. Ambas fueron asistidas por sus compañeros, pues a pesar de la presencia de dos ambulancias del Centro de Emergencias Médicas (Nº A 13 y A16), había pasado no menos de 20 minutos para que algún paramédico llegara al lugar.
El acto continuó un cuarto de hora después, pues no se restablecía el funcionamiento del equipo de sonido que, una vez repuesto, sirvió para que Duarte Frutos denostara contra el vicepresidente con quien llegó al poder, Luis Castiglioni, y contra la prensa a la que definió como “parlantes de la oligarquía” y a la que auguró que “se vaya al diablo”.
Presidente defiende gestión
El presidente Nicanor Duarte Frutos defendió anoche su gestión de gobierno, aunque evitó precisar datos requeridos al respecto por los periodistas invitados a conformar el panel del programa televisivo “El Veredicto”, difundido por Canal 13.
Reiteró el carácter binacional de la hidroeléctrica Itaipú, como argumento para el ocultamiento de datos referentes a los montos destinados, licitaciones y precios obtenidos para la realización de obras con los fondos sociales. No obstante, por primera vez mencionó cifras: “20, 25 ó 30 millones de dólares por año”, respondió sobre el dinero de la binacional destinado a las obras sociales del gobierno.
Por unos momentos soberbio y por otros nervioso, defendió al titular de la binacional, Víctor Bernal, sobre cuyo acrecentado patrimonio se han publicado varias informaciones. “Yo parto de la presunción de la mentira o sus medias verdades”, espetó como respuesta al planteamiento hecho por los periodistas.
Con respecto a sus bienes, que según la declaración jurada hecha al asumir el mandato, en el año 2003, ascendía a 1.500 millones de guaraníes, aseveró que había tenido “buenos salarios trabajando (como periodista) en el diario Última Hora”, al tiempo que desarrollaba la estrategia comunicacional de un programa contra la drogadicción con las Naciones Unidas, según adujo.
Fuente: Diario La Nacion 28/nov/2007
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